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domingo, 17 de junio de 2012

FLACIDEZ





Se estima que a partir del momento en que concluye el crecimiento, el organismo pierde, cada año, un 1% de su capacidad para renovar las fibras elásticas y colágenas que le dan sostén a la piel. La obesidad, los embarazos repetidos, una pérdida de peso muy brusca, la vida sedentaria... son muchos los factores que hacen que nuestra piel comience a perder su firmeza y tersura. En este sentido, una de las mejores y más eficaces formas tanto para prevenir la flacidez como para mitigarla es realizar ejercicios de tonificación o de resistencia. La parte negativa es que, efectivamente, hay que esforzarse un poquito (la clave es la constancia y la regularidad). Sin embargo, la parte positiva es que los resultados comienzan a verse a partir del primer mes y el organismo se siente más fuerte y en forma. 
Sin embargo, hay que decir que, aunque no existen los remedios milagrosos ni fórmulas mágicas, sí se pueden seguir una serie de recomendaciones para vencer a este ‘enemigo’ de la piel, más conocido como flacidez, y que se empeña en instalarse en diversas zonas del cuerpo. 
Pero... ¿por qué nace exactamente? En realidad, la flacidez no es otra cosa que la degradación de las fibras que sostienen la piel, es decir, del colágeno y de la elastina. Cuando la compleja estructura de fibras que hace que epidermis y dermis permanezcan perfectamente unidas se debilita, se produce una desconexión entre ambas capas. En el cuerpo de una mujer, entre la piel y el músculo, hay una capa de tejido adiposo que, al aumentar de volumen produce la distensión de la piel. La consecuencia es la aparición de zonas flácidasAsí, cuando la piel se queda flácida, pierde tersura y la grasa que hay por debajo puede aparecer en forma de los famosos hoyitos de la ‘piel de naranja’, otro de los problemas que más preocupa, especialmente entre la población femenina. 
Aunque suelen ir de la mano, la flacidez y la celulitis se confunden. Para poner manos a la obra es clave conocer las principales causas que provocan la flacidez y llevar a la práctica algunos consejos muy sencillos que permitirán mantener un cuerpo más tonificado y firme.

TIEMPO

El paso del tiempo es una de las principales causas que provocan la aparición de la flacidez: cuando la ley de la gravedad comienza a pasar factura, la masa muscular tiende a caer. Aunque la falta de tono no implica presencia de grasa, los músculos flácidos o caídos pueden crear la impresión de falsa celulitis. De ahí la necesidad de realizar actividad física regular que ejercite la musculatura y evite su pérdida. ¿Qué ejercicios son indicados para combatir la flacidez? En general, se aconseja una caminata diaria de 60 minutos como mínimo. El baile, la natación o pilates son buenas opciones también porque permiten alimentar los tejidos con oxígeno y estimular la fuerza muscular. Asociado a trabajos de resistencia, este tipo de actividad aumenta la masa muscular y mejora el funcionamiento metabólico, lo que se traduce en un cuerpo más esbelto.

ALIMENTACION

Las dietas rápidas y desequilibradas que conllevan una pérdida de peso sustancial en muy poco tiempo son responsables de la aparición de flacidez severa. ¿El motivo? Se pierde peso pero no masa grasa. ¿Qué significa esto? Que no hay una reducción en la grasa corporal sino en la masa muscular y esto es desfavorable. Significa que el tejido muscular se está perdiendo y, que a su vez, se está dañando el metabolismo.
Pasar hambre entre horas no es bueno: si el organismo no recibe el combustible que necesita de los alimentos, los toma de las reservas, y en cada ingesta guardará energía para futuros períodos de necesidad. El cuerpo está constantemente quemando energía: si no recibe comida, entra en estado de alarma y baja su metabolismo.
Los últimos avances en tecnología de nutrición desarrollados en Europa han demostrado la importancia de la reducción de masa grasa. Basado en un plan proteico de alimentación, donde el cuerpo utilice los ácidos grasos liberados y los cuerpos cetónicos producidos como sustratos energéticos. Las proteínas son imprescindibles para mantener el tono muscular y contribuyen al buen funcionamiento de los anticuerpos, las hormonas y los neurotransmisores. Estos están presentes en la carne roja, el pescado, los mariscos y los productos derivados de la leche, aunque las mejores y más completas están en el huevo. Todos los cereales y las leguminosas también aportan una pequeña cantidad. Una alimentación proteica permite que el tejido muscular utilice la energía proveniente de las reservas de grasa almacenadas en el cuerpo. Además, es fundamental reducir la ingesta de grasas, azúcares, hidratos de carbono y en su lugar apostar por frutas y verduras frescas y abundante líquido para evitar la retención, favorecer la eliminación de toxinas y mantener el organismo limpio.

TRATAMIENTO

En el caso de que la flacidez sea puramente cutánea como la que se produce tras dar a luz, una buena opción es el uso diario de cremas reafirmantes. En cuanto a los tratamientos en consultorio, uno de los métodos más recomendados es el drenaje linfático manual y la aparatología como las botas (presoterapia) y los contractores (electrodos/ Ondas Rusas) para movilizar la grasa y estimular la circulación periférica y la eliminación de líquidos.-

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